Mal de altura o mal de montaña es la forma coloquial de llamar al mal agudo de montaña (MAM), también conocido como soroche o apunamiento. Se da cuando nuestro cuerpo sufre de hipoxia (falta de suministro adecuado de oxígeno), normalmente cuando subimos a mucha altitud.
Es importante conocer la existencia y los síntomas de este trastorno si tenemos intención de ascender, ya sea en una excursión o escalando, a más de 2.400m de altura. A mayor altura y a mayor velocidad de ascenso, los síntomas son más graves. Hay que tener en cuenta que el mal agudo de montaña puede llegar a provocar la muerte si no se reacciona adecuadamente, lo que pasa por descender a menor altura hasta que los síntomas disminuyan o desaparezcan por completo.
Normalmente el mal de altura aparece tras 6-10 horas de exposición a la hipoxia y es más frecuente en personas que viven habitualmente a menos de 900m de altura.
Síntomas del mal de altura
– Dolor de cabeza, náuseas, vómitos, falta de apetito, agotamiento físico y trastornos del sueño.
Es importante saber diferenciar entre el cansancio normal de ascender a una montaña del provocado por el mal de montaña, así como dolores de cabeza debidos a otras causas.
Los casos más graves pueden derivar en:
– Edema pulmonar de altitud: provocado por una disminución de oxígeno en sangre, se detecta por la dificultad para respirar, tos (que puede ir acompañada de secreciones espumosas), respiración crepitante o burbujeante y dolor torácico.
– Edema cerebral de altitud: alteración o disfunción muy grave del sistema nervioso central. Los síntomas pueden incluir dolor de cabeza, pérdida de coordinación, debilidad, pérdida ligera de consciencia, desorientación, pérdida de memoria, alucinaciones, comportamiento psicótico e incluso coma.
En ambos casos de evolución grave del mal del altura, hay que ser muy conscientes de la gravedad de la situación, que puede provocar la muerte del afectado, y actuar en consecuencia.
¿Cómo debemos actuar ante un caso grave de mal agudo de altura?
Si creemos que el mal de montaña ha derivado en un edema pulmonar o edema cerebral de altitud, es absolutamente necesario transportar al afectado a menos altura, tanta como sea posible, y trasladarlo a un hospital lo antes posible.
¿Cómo prevenir el mal de altura?
Como ya hemos visto, el mal de montaña puede ser desde un transtorno leve hasta amenazar nuestra vida, de manera que deberemos tomar precauciones si tenemos intención de ascender a más de 2.400m de altura. La probabilidad de sufrir este trastorno es inversamente proporcional a la edad de la persona, es decir, que es más común en menores de edad y menos probable en personas de edad avanzada. Estar en buena forma no nos libra de poder sufrir mal de altura y los fármacos para evitarlo no son del todo recomendables.
Proceso de aclimatación:
– Es importante mantenerse constantemente hidratados, bebiendo 4 o 5 litros de agua diarios, y seguir una dieta rica en hidratos de carbono.
– Si queremos ascender a altitudes superiores a 3.000m, es recomendable pasar al menos dos noches en una altura entre 2.500 y 3.000 para que nuestro cuerpo se vaya aclimatando.
– Si vamos a dormir a mucha altura, se recomienda no hacerlo a más de 600m que la noche anterior.
– Por cada 1.000m más de altura, deberíamos pasar una noche extra aclimatándonos.
– Para ascensiones por encima de los 5.000m, ni siquiera la aclimatación previa puede salvarnos de sufrir mal de altura y dependerá mucho de la predisposición de la persona a sufrirlo.
Tras esta lección, que nadie se asuste a la hora de hacer excursionismo o alpinismo, actividades con las que disfrutaremos mucho de la naturaleza. Sólo debemos seguir los consejos propuestos y ser capaces de reaccionar ante un caso de mal de altura.
el mal de altura es algo comun en la montaña para ello es necesario ascender poco a poco beber bastante liquido tomar mate de coca es recomendable en la cordillera blanca osurre similar pero se supera en casos muy necesarios es descender a menor altura .